18 de febrero de 2013

Bond, me has decepcionado


Allá a principios de los dos miles, en mi época universitaria, dos amigos y yo dedicamos algunas tardes a ver películas. Visitábamos el Blockbuster de Lomas Verdes (si, allá en la Comarca Sateluca, de donde es también mi alma mater), rentábamos algunas películas y luego, para aguantar, comprábamos un six de New Mix para cada quien (éramos estudi-hambres y no alcanzaba para más, qué les digo).
Hubo en especial unos días que fueron especiales, porque compartimos un gusto que no sabíamos que teníamos en común: las películas de James Bond. En menos de tres semanas vimos toda la saga (hasta ese momento llegamos a The world is not enough) incluso la infame participación de una sola película de George Lazenby.

No pretendo evangelizar a nadie, ni forzarlos a que les gusten, muchos seguro las odian, pero para mi, es de lo mejor ver a un agente con estilo, con licencia para matar, suerte con las mujeres y que siempre derrota a súper villanos que tratan de dominar el mundo.

Y es por eso que para mi, Skyfall apesta. Esta cinta, que conmemora los 50 años del agente, debió ser la más espectacular, con más retos para el 007 y no un viaje por la infancia del agente y una lucha contra un ex agente de MI6 resentido y en busca de venganza contra M.

Se agradecen los intentos de renovación, pero un Q hipster no es lo que nos interesa, tampoco que destruyan el Bentley sólo porque quieren dar paso a lo nuevo, señores, Bond es un animal de costumbres, muchas de ellas malas, pero son costumbres; y las costumbres repetidas se vuelven tradición, jamás perdonaré la desaparición del Vodka Martini 'agitado, no revuelto'.

Lo siento Craig, si con las dos anteriores no te compré como Bond, con esta menos, y ni hablar de Bardem, un villano que, de haberlo vestido con lentejuelas, sería una parodia perfecta de Walter Mercado.

De rebote

Fui a la última función en Cinemark de Lomas Verdes a ver Skyfall a las salas VIP, ordené bebida, palomitas y demás, pero no me cobraron, al acabar la función ya no había empleados, comenté esto al gerente y me dijo que no había problema, le prometí que al otro día regresaría a pagar mi deuda, lo cual cumplí. Tiempo aire para mi karma.