Ese día tan temido por muchos llegó. El mundo recordará el domingo 13 de julio de 2014 como el día que las máquinas llegaron a lo más alto.
Y no, no hablo de Skynet, ni de los T-1000, o de Wall-e, hablo de la Nationalmannschaft, la Selección Nacional de Futbol de Alemania, que ahora es campeona del mundo por cuarta ocasión.
Pasaron 24 años, justo el tiempo que le tomó llegar a su cuarto título mundial a las selecciones con cuatro o más copas del mundo ganadas, para que el equipo bávaro tuviera en sus manos el codiciado trofeo y con un plus: lo ganaron en tierras americanas.
Pero fue hace 10, que la máquina comenzó a trabajar para llegar a esta meta. No, no fue casualidad ni suerte, fueron años de trabajo y desarrollo de futbolistas con esa metodología de trabajo tan perfecta de los germanos la que permitió que llegaran a Brasil y conquistaran al mundo.
Durante el torneo mostraron su poder, fueron eliminando rivales y en la antesala de la final demostraron toda su fuerza destrozando al anfitrión y eterno favorito (aún no sé por qué lo siguen considerando así). Y ya instalados en la final sólo esperaron el momento adecuado para matar.
Fue un torneo brillante, lleno de grandes partidos, excelentes goles y Alemania. La que practica el futbol y siempre gana. La que seguro dominará la escena en los próximos años como lo hizo antes España y antes de ellos, Francia.
Bien decían los memes que Brasil tenía a Neymar y Argentina a Messi, pero Alemania tenía al Equipo. Así de sencillo y complicado a la vez; porque no es fácil conseguir que un equipo juegue tan bien. Pero Alemania lo logró, la máquina funciona a la perfección, está aceitada y lista, y los robots hacen lo suyo: ganar.
Siempre han sido temidos los alemanes al momento de enfrentarlos en la cancha, no hay forma de acabarlos, siempre regresan y por lo general ganan y ahora el mundo tendrá un temor más: los robots ya tienen corazón.
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