15 de julio de 2014

Ahora te llamarás: Buenéfica…

Dejemos de lado el 'está buena' o 'está mala' para calificar esta película, todas las películas. Es muy vago hacerlo. De entrada, creo que los que la vieron salieron del cine con un chip cambiado, el chip Disney, y si no fue así, no fueron a ver Maleficent, tal vez se confundieron de sala y vieron otra película.
Ya les di mucho tiempo para que la vieran así que les voy a dejar caer algunos spoilers. Advertidos están. Entré a verla receloso de pensar que se trataba de una película de Disney, y que iba a ser una historia como todas, que iban a reivindicar a 'la bruja mala del cuento' y pues sí, lo hicieron, pero no del modo 'feliz' que tanto nos vende don Walt.
La película cuenta la historia de la 'bruja mala del cuento', esa que sólo nos la muestran como mala porque sí, porque debe existir un contrapeso de la heroína y nunca nos dan alguna señal de por qué se hizo mala. Y para empezar, el primer golpazo: ¡Maléfica no es bruja! Resulta que vivimos engañados por las versiones maquilladas de esta historia, Maléfica era un hada que vivía feliz en su lado del bosque, donde nadie la molestaba, todo era felicidad con las criaturas mágicas que ahí habitaban. Hasta que los humanos hicieron su aparición.
Y ahí el rey (el papá de la Bella Durmiente, Aurora para los cuates pues), se chamaquea a Maléfica cuando ambos eran jóvenes y con la calentura a todo lo que da. Para ese entonces Stefan no era rey, más bien era un cero a la izquierda que buscaba ganarse al rey de ese entonces que cansado y convaleciente, quería conquistar las tierras de Maléfica. Ambicioso Stefan decide cortarle las alas a Maléfica y llevarlas al rey como prueba de que él es apto para acceder al trono. Maléfica justo ahí se vuelve la mala del cuento, aunque en realidad es una buena que busca venganza.
Y aquí es donde comienza el cuento de hadas oscuro. Porque Maléfica decide dejar caer una maldición sobre la hija de Stefan, Aurora que es la que todos ya conocemos. En su cumpleaños 16 caerá en un sueño sin fin, hasta que llegue un príncipe a despertarla. Pero resulta que Maléfica comienza a sentir cariño por la niña, que fue llevada lejos para que la cuidaran las hadas, convive con ella, le enseña su mundo, ese mundo que sigue siendo amenazado por los humanos.
Como en la película de Disney, la maldición se cumple. Pero Maléfica es la que busca enmendar su error y consigue al príncipe para que deshaga el hechizo. Pero ¡Oh sorpresa! El beso de amor verdadero no la despierta (Maléfica tiene a bien recordarnos toda la película que el amor verdadero no existe) o por lo menos no el del príncipe. Es el hada oscura la que la besa y consigue que Aurora despierte. Resulta que ahí está el amor.
Después llega la confrontación entre los dos ex-enamorados, obvio Stefan muestra músculo (tiene a un ejército de su lado) y trata de acabar con Maléfica que en realidad no hizo nada malo sólo se defendía y buscaba recobrar lo que le robaron y justo en la escena principal es cuando sus alas regresan para salvarla y regresarle su status de hada.
Al final si llega el 'vivieron felices' pero el cambio es notorio. Maléfica es buena, el rey era el malo, no existe el amor verdadero y la bruja no es bruja, es hada. Un verdadero revoltijo que a mí me dejó bastante satisfecho. Buen makeover a la imagen de la mala. Espero que poco a poco Disney se aleje de ese concepto tan de los años cincuenta del príncipe azul y los cuentos bonitos de hadas. La vida no es así y todos lo sabemos Reality bites.

 


 


 


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